Sí, puede hacerlo, tanto antes como después de haberlo contraído
La sobrecarga del sistema sanitario y medidas de confinamiento para reducir la expansión del virus han supuesto un reto para el mantenimiento de la actividad asistencial no relacionada con la COVID-19.
En concreto, los pacientes de edad avanzada son un grupo que es extremadamente vulnerable por varias razones y, especialmente, cuando las residencias con frecuencia se han visto obligadas a aislarse debido a diferentes brotes que se han ido sucediendo en últimos meses, así como las miles de muertes que tenemos que lamentar como consecuencia.
En España hay 5.358 centros residenciales con 372.985 plazas, de los que 2.609 (el 48,7%) son centros de menos de 50 plazas en las que viven 72.573 personas (el 19,5%) y donde el aislamiento de cada usuario es prácticamente imposible.
Pero esta enfermedad no solo afecta a las personas mayores que habitan las residencias. La complejidad de este virus ha complicado y retrasado la detección de sus síntomas, dejando los mayores indefensos en muchas ocasiones ante las diversas dolencias que Covid-19 les dejaba y, por desgracia, con una mayor incidencia sobre este colectivo.
Elevada presencia de desnutrición y disfagia en pacientes COVID-19
Los especialistas que han tratado a pacientes COVID-19 en los últimos meses han destacado la elevada presencia de desnutrición y disfagia en muchos de ellos. En un primer análisis realizado en el momento del ingreso hospitalario de 240 pacientes de coronavirus, se ha comprobado que el 75% de los pacientes presentaban riesgo nutricional y el 55% disfagia orofaríngea –dificultad para tragar desde la boca hasta el esófago-
Además, un 27% ya cumplían criterios clínicos de desnutrición antes de padecer la enfermedad, y muchos de ellos presentaban una gran astenia, anorexia y pérdida de peso en las semanas anteriores al ingreso.
“Hemos podido observar que estos pacientes son de media 10 años más jóvenes que los que tenemos habitualmente ingresados en nuestros hospitales por otras causas (ictus, neumonías bacterianas, cardiopatías, etc.), lo cual nos ha impresionado, dada la prevalencia y severidad de los hallazgos. Esta evidencia clínica nos ha permitido ser conscientes del terrible impacto de la disfagia y sus complicaciones deshidratación, malnutrición e infección respiratoria en ellos. Por ello, la necesidad de mejorar el manejo clínico de todos estos tipos de pacientes nos parece urgente”, explica el Dr. Pere Clavé, quien es director de Investigación del Hospital de Mataró en Barcelona y presidente Fundador de la Sociedad Europea de Trastornos de Deglución.
Por otro lado, recientemente, la anosmia (pérdida del olfato) y la disgeusia (pérdida del gusto) han sido reconocidas por la OMS como síntomas asociados a la COVID-19. Estos síntomas tienen su origen en que el virus coloniza el tracto aerodigestivo superior y viaja a través de los nervios sensoriales hacia el cerebro. Los facultativos, incluido el Dr. Clavé, consideran que la disfagia se asocia a una disfunción sensorial y neurológica similar. Por ello, desde la comunidad científica se están realizando aportaciones de evidencia para que la Organización Mundial de la Salud (OMS) valore la disfagia como un posible síntoma asociado al COVID-19.
Para finalizar, el Dr. Clavé señala que el “principal reto es cambiar la actitud diagnóstica y terapéutica, pasando de la actitud actual más bien reactiva que pretende tratar la malnutrición, deshidratación o infección respiratoria cuando ya se han producido, a una actitud más proactiva que pretende intervenir más precozmente para evitar precisamente que se produzcan estas complicaciones. Este es nuestro principal desafío, intervenir para prevenir”.
Los aportes nutricionales en los últimos años siempre han estado presentes, pero ahora más que nunca la rigurosidad en la preparación de los platos y sus valores nutricionales o enriquecimientos adecuados son vitales. Y, para ello, una alimentación diaria rica en nutrientes y que tenga en cuenta las dietas específicas de cada caso son fundamentales para prevenir la incidencia de posibles dolencias a futuro.
Intervenir para prevenir
Aun así, siempre nos preguntamos si los alimentos que ingerimos pueden, de alguna manera u otra, protegernos y prevenir enfermedades, como sugiere la nutricionista Betzaida García. Según esta especialista, aunque un plan alimentario aislado no es efectivo para prevenir enfermedades, consumir alimentos ricos en nutrientes junto a estilos de vida saludables puede ayudar a que el cuerpo fortalezca el sistema inmune, protegiendo y previniendo futuras enfermedades.
Dado que existen evidencias de que una alimentación descuidada o desatendida afecta a la salud de las personas mayores, tanto antes como después de la aparición de COVID-19, desde TSYS aconsejamos a nuestros mayores que mantengan una dieta de ajustada a las necesidades específicas de cada persona. La mejor forma de combatir no esta, sino cualquier dolencia, es mantener una rutina saludable todos los días de la vida.
Para TSYS ha supuesto un reto poder afrontar esta crisis sanitaria, sin frenar nuestros servicios, llegando a cada punto de La Rioja donde se encontrasen las casas de nuestros alrededor de 500 clientes y usuarios. Todos ellos han podido disfrutar diariamente de nuestras dietas basales, hipertensas, para diabéticos, trituradas o blandas. Y, sobre todo, elaboradas con los procedimientos y el cariño tradicional que caracteriza a la región riojana.
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