El aumento de la esperanza de vida es un logro significativo del desarrollo humano, impulsado por avances médicos, mejor alimentación y condiciones de vida mejoradas debido al desarrollo económico y tecnológico. Actualmente, las personas viven más tiempo que antes, pero la pregunta importante es cómo se viven esos años adicionales.
Los datos actuales indican que este aumento en la longevidad no siempre se traduce en una vida más saludable. La combinación de envejecimiento, enfermedades crónicas y la desigualdad en el acceso a cuidados de calidad representa un desafío para individuos, familias y políticas públicas. La Silver Economy enfrenta retos significativos ante esta transformación demográfica y social.
Históricamente, cada generación ha superado en longevidad a la anterior. Sin embargo, recientemente se ha observado un estancamiento e incluso un retroceso en la esperanza de vida saludable en ciertas poblaciones. Un estudio publicado en The Lancet muestra que, aunque la esperanza de vida ha aumentado globalmente, los años adicionales frecuentemente se viven con enfermedades y discapacidades (Fuente: The Lancet).
Uno de los cambios más relevantes es el crecimiento del segmento de personas mayores de 80 años, lo que genera una mayor demanda de cuidados de larga duración. Según el INE, en España, la esperanza de vida en 2022 fue de 85,7 años para mujeres y 80,4 para hombres, siendo notablemente menores los años vividos con buena salud.
El impacto del envejecimiento genera un aumento de las enfermedades crónicas. La diabetes, la hipertensión y el Alzheimer han incrementado, lo que constituye un reto tanto sanitario como económico. Según Eurostat, solo el 48,1% de la vida después de los 65 años se vive con buena salud en las mujeres, y el 59% en los hombres.

Los factores que influyen en este fenómeno incluyen:
Estilos de vida:
Brecha socioeconómica:
Escasez de cuidados de larga duración:
- Autonomía: Mantener el control sobre sus vidas y rutinas diarias.
- Conexión social: Preservar sus relaciones con familiares, amigos y vecinos.
- Comodidad: Sentirse seguros en un entorno familiar.
- Costumbres: Mantener sus hábitos y rutinas diarias.
Aunque las residencias de ancianos ofrecen atención y cuidados especializados, muchas personas mayores las perciben como una pérdida de independencia y un alejamiento de su entorno social. El envejecimiento en el hogar requiere apoyo adicional, como servicios de atención domiciliaria, adaptación de la vivienda y acceso a tecnologías de asistencia.
Firmado: María Jesús Bárcenas
Directora General TSYS