Cuando somos jóvenes creamos nuestro hogar pensando en pasar en él toda la vida: muebles, decoración, comodidades, recuerdos… Sin embargo, en muchas ocasiones llega un momento en el que tienes que decidir, quizá junto al resto de la familia, sobre dónde va a envejecer un ser querido. Es entonces cuando esto se nos olvida.
Queremos lo mejor para los nuestros y pensamos en la atención que deberían recibir, los horarios y problemas de nuestra propia vida y en cómo compatibilizarlos con los cuidados y todo lo que deberíamos prestar a nuestro/a mayor, en la comodidad, en los precios… Pero, ¿pensamos en lo que significa hogar? ¿pensamos en todas las posibilidades que tiene?
Tsys aboga por el cuidado en el propio domicilio. ¿Por qué?
En primer lugar, nadie quiere irse de su casa y cuando esto sucede es por causas de fuerza mayor. “Tengo allí mi vida, ¿cómo voy a querer irme?”. Esto, sin embargo, no suena tan sencillo para una familia que puede ver un grado de dependencia avanzado en una persona que vive sola, o en pareja, y necesita ayuda durante muchas horas del día y para muchas actividades de su vida.
Esto nos lleva a otro punto importante: el cuidado emocional.
¿Habías valorado este aspecto? Vivir dentro de un entorno conocido, rodeado de los tuyos, en tu propio barrio o municipio, con tus recuerdos, con tus olores… Permite que, mantengamos o mejoremos el estado emocional de la persona. Somos seres sociales y emocionales, mantener la relación con nuestros allegados y con nuestro entorno es un pilar fundamental para la salud de la persona.
Esto también afecta al estado cognitivo, de la misma forma que al emocional, permitiendo retrasar algunos avances del deterioro cognitivo que pueda sufrir una persona por la edad.
Por otra parte, no debemos olvidarnos de la autonomía y el derecho a decidir sobre la propia vida.
¿Imaginas llevar toda la vida decidiendo qué quieres y qué no quieres en tu vida? ¿Y si de repente todo el mundo decidiera por ti? ¿Si no puedes comer lo que quieres? ¿Si no puedes acostarte cuando quieres? Continuar en tu casa permitiría seguir haciendo todo esto, y tener ayuda no significa que dejes de hacer aquello para lo que aún tienes capacidad, fortaleciendo tu cuerpo y tu mente, sin dejarla de entrenar. Si yo no tengo que recoger la casa pero puedo, si no tengo que cocinar aunque quiero, al final iré olvidando, quizá me vaya moviendo menos… Y mi autoestima se puede ver afectada al perder el control sobre mi propia vida.
Y, por último, resumiendo los cientos de ventajas que pueda tener, es importante saber que no es tan difícil. Quizá la casa no está adaptada, pero no te preocupes, podemos visitarla, ayudarte a ver las necesidades reales y asesorarte en la adaptación. Por otra parte, ¿has pensado en las ventajas económicas? Quizá si se necesita una persona interna de lunes a viernes y te pones a comparar precio parezca algo inasumible, pero ¿cuánto cuesta una residencia? ¿cuánto puede costar o qué dificultades puede tener asumir por separado cada uno de los servicios que necesita? Una residencia privada tiene un coste que puede oscilar entre los 2500 y 4000 € al mes, o el 80% de la pensión en el caso de una plaza pública. Una trabajadora interna entre semana puede rondar con todos los costes incluidos 1500-1800€ al mes. Valora los servicios, tiempo, dinero e infórmate de todo lo que puedes tener con un servicio integral en el propio domicilio, pregunta dudas y detalles, lo principal es la persona y lo que ella necesite para estar cuidada y feliz.
El cuidado personal y doméstico puede permitir un estilo de vida saludable con dieta equilibrada, adaptada y al gusto de la persona, incluso participando en su elaboración y composición. Estimulación personal, sin grupos, adaptada a preferencias y necesidades, aprovechando todos los recursos cercanos y familiares de la persona. Mantener los hábitos adquiridos a lo largo de toda una vida, una rutina y un acompañamiento. No tener horarios de visita, mantener el contacto diario con la familia, amigos/as, vecinos/as…
Desde Tsys queremos acompañarte en este nuevo camino y demostrarte que cuidarte en casa es posible. ¿Hablamos?